Inventado por Dietrich Nikolaus Winkel en 1812 pero patentado por el compatriota suyo holandés Johann Mälzael en 1816.
Este invento surgió de la necesidad de conocer y marcar el tempo (pulso) exacto al que debe ajustarse una composición. Consiste en un mecanismo basculante bastante similar al de un reloj de pared. Dotado de una varilla en la que en uno de los extremos va incorporado un péndulo, más un contrapeso movible. Esta varilla va sujetada a una caja de resonancia por medio de un eje situado aproximadamente a 1/4 de la caja para permitir su basculación. Tras este mecanismo se coloca una numeración de arriba a abajo y de menor a mayor, que indicará el número de pulsaciones que marcará el metrónomo mediante un "clic" sonoro y seco similar al de un reloj. Al situar el contrapeso en un número, p.e. 60, equivaldrá a 60 golpes o pulsaciones en un minuto (60/60), es decir, un golpe cada segundo. Si lo coloco en la posición 120, serán 2 golpes cada segundo (120/60=2) y así sucesivamente. Cada número tiene asociado una indicación de tempo, p.e. 110 = Moderato, 140 = Allegro, 50 = Lento, etc.
El metrónomo es especialmente beneficioso para estudiar solfeo o para practicar un instrumento así como también para los directores de orquesta que necesitan ajustarse a un tempo concreto de la partitura.
Anteriormente a las fechas indicadas no se utilizaba por lo que hoy en día no sabemos con exactitud a qué tempo interpretaban las obras pertenecientes a épocas anteriores al uso del mismo. De aquí la importancia de su invención.
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